Al día siguiente de terminar la primera parte del Entrenamiento en Ventas, tenía una cita bastante importante, pues el cliente es muy difícil de ubicar, porque permanece viajando, motivo por el cual era ese día la oportunidad de cerrar un traslado de Colpensiones para Protección.
Aunque ya había tenido contacto con el señor hace varios años, él estaba esperando cumplir los 5 años en Colpensiones, requisito para poder realizar el traslado a otra entidad.
Llegué a la empresa que es una base de una petrolera que está bastante retirada del pueblo y las múltiples ocupaciones del señor solo le permitían atenderme a la hora de almuerzo.
Terminado el almuerzo, empezamos a hablar del traslado, le brindé toda la asesoría posible y le aclaré sus dudas. Al finalizar con los acuerdos, procedí a diligenciar el formulario, pero al buscar el dactilar o huellero en mi maletín ¡oh sorpresa! no lo había llevado. Afortunadamente el cliente ya era conocido y había cierta confianza que me permitió manejar la situación, pidiéndole que me concediera 10 minutos para ir a una papelería cercana y comprar uno. Pero estoy seguro que de no haber estado cerca de una papelería y con un cliente conocido, hubiera perdido la afiliación.
Entonces, reflexioné sobre la importancia de la lista de chequeo.
Entrenador: Gabriel Rodrigo Toro